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Como respirar durante las asanas 


 Cuando el alumno se encuentra perfectamente inmóvil en el asana, espontánea y casi inevitablemente el vaivén del aliento se impone a la conciencia, porque llega a ser el único movimiento perceptible en el cuerpo inmóvil. Este movimiento debe ser controlado, punto sobre el que los maestros y la mayoría de los autores está de acuerdo. 
Por el contrario, en cuanto se llega a la aplicación practica de este principio, se dan numerosas divergencias e incluso contradicciones. 
Cuando el verdadero hatha yogui efectúa un asana, llega a la comunión íntima con su cuerpo y con la inteligencia que lo embebe gracias a y a través del control del aliento. Entrar en comunión con su
cuerpo significa, para la conciencia, abolir temporalmente la barrera que separa lo orgánico, lo vegetativo, de las actividades voluntarias, concientes. 
Si la palabra “yoga” deriva de yug (unir), es ante todo en el sentido de juntar, integrar previamente todas las partes del hombre mismo, porque solo a partir de tal integración individual es concebible una integración cósmica. Esta comunión, esta penetración del yo conciente en los estratos cada vez mas profundos del mundo de las actividades vegetativas es una característica esencial del hatha yoga, que lo diferencia de cualquier otro método de cultura física y deportiva. 
La comunión con el cuerpo se efectúa a través de la espiritualización del aliento, es decir, manteniendo fija la mente conciente en el proceso respiratorio, dejándola absorberse en el control aliento. 
¿Por qué? Porque la función respiratoria es una función mixta que constituye la frontera entre el dominio vegetativo, orgánico, inconsciente y el de nuestras actividades voluntarias, concientes. Si es cierto que pertenece habitualmente a la primera categoría, puede hacerse conciente a voluntad. 
Para los practicantes del yoga, se transforma de frontera en vía de acceso que permite al yo conciente tomar contacto con esa otra parte del psiquismo que regula el dominio inaccesible de las funciones vegetativas. Precisamos inmediatamente que se trata de una penetración conciente y no de una interferencia de la mente en las funciones vegetativas, por lo menos al comienzo. 
Por consiguiente, todo asana debe ser conducido por la respiración conciente, y, repitámoslo, sobre este punto el acuerdo de los maestros es unánime. 
En cuanto a las divergencias, o incluso a las contradicciones encontradas en la práctica, solo pueden perturbar al alumno. Así pues, cada método se justifica y encuentra su propio dominio de aplicación, que depende menos del maestro que del estadio de evolución del alumno. 

Resumamos los principales métodos enseñados.

El primer método, el más sencillo, consiste en respirar de manera conciente, pero con normalidad, sin detenciones ni brusquedad, de forma silenciosa, fácil y regular durante toda la sesión, es decir, no solo durante las fases estáticas, sino también durante las dinámicas. Clásico y sencillo, salvaguarda lo esencial: permitir a la mente conciente absorberse en el aliento a lo largo de toda la sesión. Este método no representa ningún peligro ni posibilidad de error. 

El otro método, más elaborado, más complejo, consiste en sincronizar rigurosamente la respiración con las diversas fases de cada asana; prevé retenciones de aliento, por lo general con pulmones llenos, durante la inmovilización. 
Este método está reservado a los alumnos más avanzados y no será practicado sino bajo la vigilancia de un instructor calificado, porque cualquier error en la sincronización, cualquier respiración a contratiempo o cualquier retención inoportuna, lejos de mejorar el rendimiento de un asana, disminuyen su eficacia. 
Entre los principiantes que se arriesgan a practicar así, es frecuente que el rostro se congestione durante la retención, lo que siempre es un índice desfavorable. Este método se enseña en algunos ashrams en la India y se preconiza en algunas obras y manuales. 

El tercer método es el que se practica en las escuelas mas tradicionales y que han permanecido como las mas autenticas, las del sur de la India. Une la simplicidad del primer método con una eficacia comparable al que implica retenciones de aliento y que acabamos de mencionar mas arriba. En lo esencial, consiste en continuar respirando mas profunda y mas lentamente que lo habitual, durante toda la sesión, pero además en vigilar el estudio riguroso de la duración de la inspiración y de la espiración y en respirar en Ujjayi. 
Este método ofrece la plena medida de su eficacia especialmente durante la fase estática. 
Si le parece hagamos ahora mismo una prueba. 
Tome la posición de la pinza y quédese inmóvil en la fase estática, busque estar cómodo y concéntrese en su aliento durante este tiempo. Al comienzo deje que venga y vaya, después que se haga mas profundo, lo que sucede automáticamente si esta atento en contraer progresivamente la cintura abdominal al finalizar la espiración para expulsar el máximo de aire viciado, pero sin llegar a la espiración forzada. Enseguida, deje que el aire penetre en los pulmones – inspiración que será necesariamente mas profunda que de costumbre – controlando la cintura abdominal. 
Dicho sea de paso que la cintura abdominal nunca debe distenderse hasta el punto de que se hinche el vientre. 
De todos modos, la inspiración será profunda, lenta y conciente y el alumno velará por equilibrar rigurosamente la duración de las dos fases. 
Concentrarse significa no solo permanecer concentrado en esta respiración lenta, profunda, igualando la inspiración y la espiración, sino también observar donde se sitúa la respiración por si misma en su cuerpo. 
En efecto, cada asana condiciona un modo de respirar que le es propio. En el caso de la Pinza, la respiración se sitúa mas bien en los costados y en la espalda, hacia las costillas inferiores, en tanto que el Pez sitúa la respiración en la parte alta del tórax, cerca de las clavículas. 
Así cada asana pone en acción una parte diferente y bien definida del aparato respiratorio, y esto sucede automáticamente. Otra prescripción de la escuela del sur de la India es respirar siempre en Ujjayi durante las asanas. 
¿Cómo se practica Ujjayi? Es muy sencillo de ejecutar pero bastante difícil de explicar. 
En Ujjayi, el aire entra y sale produciendo un pequeño zumbido contra el velo del paladar, a consecuencia de una ligera contracción de la región de la glotis. Este zumbido, débil pero audible desde el exterior, podría asemejarse al comienzo de un ronquido suave. La obturación parcial de la glotis reduce el calibre de las vías respiratorias en este lugar, por lo tanto frena la inspiración y la espiración y provoca una modificación de las presiones intrapulmonares. 
En la inspiración aumenta la depresión, en la espiración se produce lo contrario, en ambos casos esta práctica influye favorablemente en los intercambios respiratorios. 
En ningún momento hay retención, por lo tanto, el paso de la inspiración a la espiración (y viceversa) se hace suavemente. 
En la práctica, en la escuela del sur de la India existe una sincronización del aliento y del movimiento durante la toma de posición del asana. De hecho, durante la toma de la posición al igual que durante la fase de inmovilización, procure simplemente igualar la inspiración y la espiración, es lo esencial del sistema. Muy pronto se establecerá una sincronización espontánea entre la respiración: los movimientos le dictarán como respirar. 
El método incluye también otros detalles de ejecución de interés secundario, que no es necesario apuntar aquí, porque solo conciernen a especialistas muy entrenados. 

Cualquiera que sea el método utilizado hasta aquí, le sugiero someter este último a una práctica de algunas semanas por lo menos, a fin de poder juzgar sobre la diferencia. 
El principal criterio de apreciación será una mejor penetración conciente del aliento, una mejor absorción de la mente, una comunión más íntima con su cuerpo. 

Practicados así, sus asanas se convierten en yoga auténtico.


Fuente: “Perfecciono mi yoga” de André Van Lysebeth

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