¡Date vuelta!
Hace mucho que no haces algo completamente nuevo?¿Revisas cada tanto tus creencias acerca de ti mismo, sobre tu cuerpo y la vida en general?
¿Cuándo fue la última vez que te animaste a mirar las cosas desde un punto de vista diferente?
Hoy te invito a abstraernos un poquito de todo y zambullirnos en un mundo nuevo, fresco y vital, el “Reino del Revés”.
Dentro de la práctica de Yoga existe un cuerpo de posturas, “asanas” en
sánscrito, de inversión.
Como regla general podríamos decir que todas las posturas invertidas son aquellas en las que los pulmones, el corazón y, en algunos casos la cabeza, se hallan por debajo de las piernas.
En nuestra situación de bipedestación es realmente escaso, por no decir nulo, el tiempo que pasamos con los miembros inferiores en alto.
Sus consecuencias no son pocas, entre las que podemos mencionar dolor en la zona baja de la espalda, celulitis, varices y prolapso de diversos órganos.
Estas asanas, verdaderas joyas para la salud, nos ofrecen infinidad de beneficios tanto físicos cuanto psíquicos, si se las ejecuta con conciencia, constancia y bajo la guía responsable de un profesor de Yoga.
El aparato circulatorio es uno de los grandes beneficiados.
Las arterias tienen en sus paredes pequeños músculos que ayudan a impulsar la sangre. Las venas no, ellas necesitan de la actividad física para el transporte eficaz de sangre de vuelta al corazón.
Posturas como sirshasana (el paro de cabeza) o sarvangasana (paro sobre los hombros) son ideales para prevenir o mejorar la tendencia a las varices y las hemorroides.
La fuerza de gravedad sumada al sedentarismo resulta en que todas las vísceras abdominales se “aplasten” sobre la pelvis y sus órganos.
¿Te imaginas la frescura que le das a tus órganos internos al darte vuelta?
Ellos pueden reacomodarse, masajearse entre sí, estimular sus funciones y mejorar su circulación.
Adiós dispepsia. Adiós estreñimiento. Adiós prolapso.
El aparato respiratorio también mejora con éstas prácticas.
Durante la inversión del cuerpo, los órganos del abdomen presionan al diafragma y éste la base de los pulmones.
La zona superior, que es la menos ventilada de los pulmones, recibe entonces más oxígeno y el aire barre con las toxinas que tienden a depositarse allí.
Iyengar, reconocido Maestro, decía que así como un país no puede prosperar sin un guía consciente, el cuerpo tampoco puede hacerlo sin un cerebro sano.
Uno de los más difundidos beneficios de éste tipo de asanas es el de estimular todas las funciones del cerebro. Mejora la memoria, la concentración, la visión, los niveles hormonales, previene el alzheimer y un interminable etcétera.
Yendo a lo más profundo y sutil, encontramos abundantes beneficios psicológicos.
Una de las principales trabas a la hora de la práctica de posturas invertidas, no es el límite físico, sino el miedo.
Quedar “patas para arriba” nos obliga a mirar de frente al temor.
Vencerlo, con paciencia y disciplina, no solo nos ayuda en la clase de Yoga.
La conquista del miedo se refleja también en la vida cotidiana, en cada decisión, en cada pequeño paso.
Fue Krishnamurti quien dijo:
“¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Harías exactamente lo que quieres hacer”
Fuente: revista AHORA
Centro ATALA, en facebook
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