LA FASCIA
La fascia es un sistema de tejido conectivo que envuelve todos los órganos de nuestro cuerpo, desde músculos a tendones o células. Una red que cubre y conecta todas las partes de nuestro organismo.
El estudio de la fascia es relativamente reciente porque, aunque se sabía de su existencia, nunca se le había atribuido la importancia que realmente tiene.
Antiguamente se pensaba que esta membrana era un órgano más bien pasivo, cuya única función era la de envolver y proteger, pero estudios posteriores han confirmado que es una parte viva compuesta por colágeno, elastina y diferentes células, además de un elevado nivel de agua.
Las fascias son una parte mucho más dinámica, comunicativa, integral y fundamental del cuerpo humano de lo que se creía. La fascia es el elemento aglutinador de la estructura corporal, lo que nos mantiene en pie y a cada órgano en su lugar. Sirve de lubricante y permite que los paquetes musculares se deslicen unos sobre otros sin erosionarse, además de transportar desechos, ya que en el tejido fascial están también los conductos linfáticos, que drenan el organismo.
La fascia está poblada de receptores y terminaciones nerviosas que pueden provocar dolor y el 80% de las molestias de espalda, con causa desconocida, pueden tener su respuesta en esta parte de la anatomía (Por ejemplo, a veces un dolor cervical puede ser causado por una retracción en una zona muy distante,
como un pie”).
Ángel Villamor es traumatólogo y experto en terapia miofascial, nos explica que liberar y flexibilizar la fascia se traduce en permitir que el músculo haga mejor su trabajo, además de acabar con muchos dolores y molestias, sirve también para mejorar la calidad del movimiento, el equilibrio, la sincronización, la elasticidad de las fibras y mejorar la postura. Este traumatólogo, recomienda el yoga como el mejor ejercicio para mantener la fascia en su estado óptimo.
Beatriz Recio (Profesora Internacional Certificada de Yoga y Yoga Terapéutico) también nos habla de las fascias en relación con el yoga.
En latín, la palabra fascia significa "banda", lo que es muy apropiado teniendo en cuenta la forma en que este tejido "nos une" por dentro. A pesar de que a menudo imaginamos nuestras partes del cuerpo como estructuras individuales e independientes, en verdad, nuestras fascias unen nuestros músculos, huesos, órganos, nervios y vasos sanguíneos en una red 100% interconectada. Pensemos en nuestros nuestros músculos, por ejemplo.
Cuando hablamos de los beneficios físicos de una asana, a menudo nos centramos en el que se están estirando o fortaleciendo en particular unos músculos específicos.
Por ejemplo, en Pashchimottanasana (flexión sentada hacia delante) estiramos los tendones de la corva y los isquiotibiales; pero en realidad, nuestros músculos están completamente rodeados y entretejidos con tres capas distintas de fascias. De hecho, estas tres capas fasciales se mezclan en cada extremo de un músculo y se convierten en sus tendones. Los músculos y las fascias están tan entrelazadas que un músculo, en conjunto con sus tendones, se denomina a menudo como una unidad miofascial en lugar de simplemente un músculo.
Esto significa que durante la práctica de asanas estamos manipulando siempre tanto nuestros músculos como nuestras fascias. No hay ni una sola postura que trabaje únicamente los músculos o las fascias de forma aislada e independiente.
Un Órgano Dinámico de Comunicación
Además de crear la interconexión en el cuerpo, las fascias también juegan un papel importante en ayudar al cuerpo a sentirse (propiocepción), sin usar los ojos para mirarse desde el exterior. Las fascias están llenas de innumerables terminaciones nerviosas sensoriales que están en constante comunicación con el cerebro para indicarle la posición del cuerpo en el espacio. De hecho, en realidad estás utilizando la propiocepción en este mismo momento mientras lees este artículo. Eso es porque si no tuviéramos la capacidad de sentir el cuerpo con nuestra "visión interior", no seríamos capaces de movernos de una manera controlada.
La Variación es la Clave
Debido a que nuestro sistema fascial es el órgano principal de propiocepción, la salud de nuestras fascias está conectada directamente a cómo está de desarrolla nuestra "visión interior".
Una de las principales formas para mantener el sistema fascial sano, es experimentar variación en nuestras posturas y ejercicios (en oposición a los movimientos repetitivos).Si usamos nuestros tejidos faciales de la misma manera todo el tiempo (como en actividades repetitivas como correr, andar en bicicleta, demasiadas chaturangas, o estar sentado frente al ordenador durante ocho horas cada día), las fascias estarán débiles, poco flexibles y más propensas a las lesiones.
Si por el contrario trabajamos nuestras fascia una amplia gama de movimientos de yoga no repetitivos y ejercicios terapéuticos para caminar sobre terrenos irregulares en la naturaleza, nuestras fascias responderá mediante la adaptación a esta diversidad de movimiento y se desarrollarán de forma más fuerte y resistente.
La capacidad de movernos libremente y la propiocepción de alta calidad son algunas de las herramientas más poderosas que podemos utilizar cuando se trata de envejecer con salud y calidad de vida.
Centro ATALA, en facebook
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