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POSTURA PARA UNA BUENA MEDITACION

POSTURA PARA UNA BUENA MEDITACION 



Lo primero que tenemos que aprender es la mejor manera de sentarnos. Hay dos principios importantes que debemos tener en mente al buscar una postura adecuada para meditar. 

La postura debe permitir que te relajes y estés cómodo. 
La postura debe permitir que te mantengas alerta y atento. 

Son dos principios vitales. Si estás incómodo, no podrás meditar. Si no te puedes relajar, no podrás disfrutar de la meditación y, muy importante, no podrás dejar ir los conflictos emocionales subyacentes que provocan tensiones físicas. 

Sentarte derecho te permite abrir el pecho, para que puedas respirar con libertad y esto, a su vez, te ayuda a desarrollar y mantener un estado de atención consciente alerta, pero relajado. 

En todas las posiciones la espalda está recta, pero no tensa. 

¿Por qué recta? 
Porque es la mejor forma para la transferencia de las energías. Cuando no se tiene la columna en la postura correcta, termina por generar puntos de resistencia que con el tiempo se van a tornar dañinos. 

Lo que debes recordar cuando te acomodes para estar relajado y atento: 


 1. Tu columna vertebral debe estar derecha, siguiendo su tendencia natural a ahuecarse ligeramente en la zona lumbar. No debes estar muy inclinado hacia delante ni tener una exagerada curvatura en tu columna baja. 

2. Tu columna debe estar relajada. 

3. Tus hombros tienen que estar relajados y ligeramente hacia atrás y hacia abajo, ayudando a que el pecho se abra y que la respiración sea natural y no se constriña. 

4. Tus manos deben estar apoyadas, ya sea sobre un cojín o en tu regazo, para que los brazos puedan relajarse. 

5. La cabeza tiene que estar equilibrada, sin esfuerzo, sobre tu columna, con la barbilla ligeramente recogida. La nuca debe estar relajada, alargada y abierta. 

6. Tu cara tiene que estar relajada, suavizando el ceño. Tus ojos relajados, igual que la quijada y la lengua. Ésta toca la parte trasera de los incisivos superiores. 


Hay muchos modos de sentarse a meditar. 

Puede ser en silla, cojín, banquito. 

DESCRIPCIÓN DE LAS PRINCIPALES POSTURAS:

Por orden descendente de dificultad. 

Postura de loto 
En sanskrito Padmāsana que significa “postura de loto”. Las piernas cruzadas, pie derecho sobre el muslo izquierdo, pie izquierdo sobre el muslo derecho y las dos rodillas deben tocar el suelo. 


Postura de semi-loto 
En sanskrito Siddhāsana que significa “postura perfecta” o “postura del adepto”. Solo una pierna se cruza sobre el muslo opuesto y el talón del otro pie se cierra en el perineo. 


Postura de escriba 
En sanskrito Sukhāsana que significa “postura agradable”. Se cruzan los dos pies bajo los muslos. 


Postura de faraón 
Sentado en una silla, las manos sobre los muslos. 


Conciencia del Cuerpo y Relajación. 

Es vital estar consciente del cuerpo mientras meditas. No es algo ajeno a la meditación y tampoco es opcional. Es parte integral del proceso de la meditación. Si deseas meditar bien, es necesario que dediques unos minutos a la postura y a llevar tu atención por todo el cuerpo. 

Mientras más atención le pongas, al principio de la meditación, mejor será tu práctica. 

Empieza por hacerte consciente de los pies y del contacto con el piso. En verdad, deja que tus pies se llenen de tu atención. Mientras más consciente estés de tus pies, mejor se relajarán. Deja que los músculos se suavicen y se aflojen. Dedícales uno o dos minutos y, luego, lleva tu atención al resto del cuerpo. 
Al pasar por cada músculo deja que se afloje. 

Hazte consciente de tus piernas, tus muslos, tus caderas, tu espalda, tus hombros, tus brazos, tus manos, tu nuca, tu cabeza y tu cara. 

Nota el cambio sutil en la calidad de tu experiencia cuando te has hecho consciente y luego te relajas. 

Con frecuencia, notarás que sientes más energía o un estremecimiento o, incluso, sentimientos de placer cada vez que se relaja tu cuerpo. 

Pon especial atención a estas partes del cuerpo, donde suele acumularse la tensión: 

La nuca  
Los hombros  
Las caderas  
Los muslos y las pantorrillas  

Después de recorrer tu cuerpo, toma conciencia de él en su totalidad. 
Luego, lleva la atención al vientre y siente cómo se mueve, tranquila y rítmicamente, cada vez que inhalas y exhalas...

       Relájate... suavízate... déjate ir...


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